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jueves, 8 de diciembre de 2011

LACTANCIA MATERNA

 Prácticamente, todas las mamás pueden dar de mamar a sus bebés. Son muy raros los casos que contraindican la lactancia materna, sin embargo mirando hacia la realidad encontramos que muchas mujeres afrontan dificultades, concluyendo que no pudieron amamantar por diferentes motivos, “yo no producía suficiente leche” “en mi familia ninguna mujer pudo amamantar a sus hijos” “mis pechos son pequeños” “la forma de mis pezones no me permitió dar de mamar” “mi leche era aguada” “tenía hambre todo el día” “me decían que lo estaba malcriando” “no crecía lo suficiente porque mi leche no era buena” estos son tan solo algunos ejemplos a los que se enfrenan a diario los médicos. De haber sido correctamente informadas, se hubieran dado cuenta que en realidad eran MITOS, que se repiten y se transmiten, generando desconfianza en la madre que amamanta a su bebé.

                                                                          
MITO: “Hay madres que no producen suficiente leche”
 Es prácticamente imposible que una madre no tenga la capacidad de producir leche. El bebé, al igual que cualquier cría mamífera controla la cantidad de leche que debe producir su madre, en nuestra especie hay que respetar la demanda del bebé, es decir, dejarlo que tome todas las veces que el bebé lo necesite, asegurando una correcta prendida al pecho. Hay que tener especial cuidado los primeros días, ya que puede ocurrir que los recién nacidos no despierten tan a menudo como lo necesitan, por lo que hay que despertarlos para que por lo menos mamen ocho a doce veces en 24 horas.

 Finalmente se concluye, que un bebé que succiona correctamente del pecho, respetando su demanda (que no debe ser inferior a ocho o doce veces en 24 hs.) y sin interrumpir la mamada, es capaz de controlar la producción láctea.
MITO: “La lactancia debe ser manejada por el adulto, se debe amamantar cada 2-3 horas quince minutos de cada lado, organizando la conducta del bebé y dejando ese tiempo para que se llenen los pechos”
Este concepto fue difundido durante mucho tiempo (por lo que se sigue difundiendo aún hoy), sin embargo las investigaciones científicas han demostrado que la lactancia restringida a horario, está asociada al fracaso de la lactancia en un alto número de casos por no respetar las necesidades biológicas de los bebés. Es un concepto ANTIGUO que debiera ser desterrado. La lactancia es perfectamente controlada por las necesidades del bebé quién sabe cuando quiere y necesita mamar, si bien algunos siguen un horario bastante fijo otros son más impredecibles y no piden a ritmo fijo, todos lo hacen bien. El reloj apareció muchísimos años después que la humanidad amamantara. También es el niño quien suelta el pecho cuando está satisfecho. Por último las glándulas mamarias femeninas NO SON reservorios de leche que el niño deba vaciar en las tomas, solo son capaces de acumular un poco de leche, pero la mayor cantidad de lo que el niño consume se produce en el momento mismo de la mamada, mientras succiona.
MITO: “Está usando el pecho de chupete, y eso no está bien”
Los patrones de succión del niño varían de acuerdo con sus necesidades, de este modo el niño muestra una succión nutritiva y otra de consuelo (que es la que no está bien vista equivocadamente) Esto es porque el niño encuentra en el pecho no solo el alimento que necesita, sino también el contacto y consuelo que es tan importante como el alimento mismo, si el niño se siente solo, con miedo o si simplemente necesita el cariño de su madre seguramente pida nuevamente el pecho aunque hayan pasados pocos minutos de la última toma. Concluimos entonces que el pecho es fuente de alimentación y consuelo, iguales de importantes para el desarrollo del niño.
MITO: “La madre que amamanta debe tener una dieta especial y restringir ciertos alimentos, para evitar gases y cólicos en los niños”
Es muy frecuente escuchar que la madre que amamanta no debe tomar gaseosas o ciertos alimentos que puedan cambiar el sabor de la leche, como ajo, coles, cebollas, que además pueden ser la causa de gases en los bebés.


El único alimento que se relaciona con cólicos es la leche de vaca consumida por la madre (en algunos casos), el resto de los alimentos pueden ser ingeridos, y si bien es una realidad que la leche cambia de sabor y color por la dieta de la madre, eso no significa que el bebé no lo acepte, el bebé amamantado se habitúa a alimentarse con una leche que tiene distintos sabores, y esto tiene un importante sentido, ya que lo va entrenando para lo que será su comida cuando sea más grande. Sí es conveniente que la madre limite el consumo de café, bebidas colas, té, mate y chocolates; que pueden provocar irritabilidad y llanto en los bebés.
MITO: “Hay mujeres que tienen la leche aguada y no es buena para el bebé, porque no lo llena
Al comienzo de la mamada TODAS las mujeres tienen la leche con un color blancuzco transparente, eso es lo normal, sin embargo al final de la mamada podrán ver que es más blanca cremosa. Ese es el color normal de la leche humana y es excelente para los bebés tiene todo lo que necesitan. Cada especie mamífera tiene sus propias características, por ejemplo, la leche del canguro es rosada, la de la foca amarilla y la de la vaca es blanca.  Cada leche está diseñada para la propia cría mamífera y sus necesidades.
MITO: “Los pezones adoloridos y grietas del pezón ocurren en mujeres con pieles delicadas, en quienes no prepararon sus pezones y en aquellas madres que tienen el bebé en el pecho por períodos prolongados”
Está demostrado que nada de todo esto tiene un asidero científico, la incidencia de pezones adoloridos, como así también de grietas del pezón tienen la misma incidencia en las mujeres con distintos tipos de pieles, como también en aquellas que preparaban sus pezones de las que no lo hacían. Tampoco los períodos prolongados que el bebé pasa en el pecho es la causa. Lo que se sabe que SI provoca dolor y grietas es la mala colocación del niño al pecho, asociado a una mala prendida del bebé. Es entonces muy importante una correcta colocación desde el principio. Existen además causas infecciosas y vasculares que también causan dolor de pezones y que debe ser evaluada por el médico.
MITO: “El niño debe vaciar los dos pechos en cada mamada”
Es mejor que el niño termine de tomar del primer pecho antes de ofrecer el segundo, aunque esto signifique que rechace el segundo lado durante esa toma. La leche del final de la toma es rica en grasas (aportando mayor cantidad de calorías) y ésta se obtiene gradualmente a medida que el niño va vaciando el pecho.

 Algunos niños si se los cambia en forma prematura, se llenarán con la primera leche, y no obtendrán el equilibrio natural entre la primera y la leche final. Como resultado el niño consumirá menos calorías, se mostrará insatisfecho, y puede ser una de las causas de no progresión de peso las primeras semanas. Además pueden presentar cólicos, deposiciones explosivas líquidas (por la gran cantidad de lactosa que toman por el cambio prematuro) y mostrarse irritable.
MITO: “Si ya incorporaste complementos perderás la lactancia”
Existen diferentes situaciones que llevan a la madre a complementar con fórmula a sus bebés, pero SIEMPRE se puede revertir la situación y volver a la lactancia materna exclusiva si la madre así lo desea. Hay muchos recursos para volver a amamantar exclusivamente al bebé.
MITO: “Los bebés amamantados no duermen bien durante las noches”
Que los bebés duerman solos y toda la noche es una pretensión culturalmente aceptada, que en realidad difiere de las necesidades nutricionales y psicológicas de los niños. Los bebés crecen a un ritmo acelerado y en la mayoría de ellos el 25% de la leche la consumen durante la noche. Por otro lado al ser inmaduros tienen un sueño superficial, que es un mecanismo protector del sueño de los niños. En la naturaleza todo tiene un sentido, y eso es lo mejor para los niños. A medida que el bebé crece, se irá adaptando a la vida y no necesitará despertarse tan a menudo. De todas formas, el bebé puede dormir cerca de su madre, así en el caso que despierte su hijo, lo puede colocar junto a ella y darle de mamar acostada y volver a dormir una vez que el niño haya terminado.
MITO: “Después del año la leche no es tan buen alimento”
La composición de la leche materna cambia de acuerdo con las necesidades del niño, a medida que el niño madura. Pero la leche materna debiera seguir siendo su fuente primordial de alimentación durante los dos primeros años, a pesar de los seis meses complementada con alimentos. Si bien el niño al año recibe otros alimentos, la leche le aporta nutrientes esenciales para el desarrollo del cerebro, y defensas inmunológicas. Ya que el niño tarda entre dos a seis años en madurar su propio sistema inmunológico. Se concluye entonces que después del primer año no solo que es excelente, sino que además es irremplazable, ya que no hay otro alimento que le aporte lo que tiene la leche humana.


MITO: “La baja producción láctea se hereda”
La producción de leche no tiene nada que ver con la suerte o la herencia, sino que tiene que ver con la frecuencia que se coloca a mamar al niño, prendido eficientemente. Pero sí es importante reconocer que el hecho de que en el entorno de una pareja lactante haya otra madre que no haya vivido una buena experiencia, puede influir con comentarios poco felices en la nueva madre, disminuyendo su confianza. Esto no ocurrirá si está bien informada.
MITO: “Para producir leche hay que consumir leche”
Es muy frecuente escuchar que la madre lactante debe aumentar el consumo de leche para hacer frente a la demanda de calcio aumentada por la lactancia. Sin embargo una dieta rica saludable de verduras, frutas, cereales y proteínas es todo lo que una madre necesita para nutrirse y producir leche. Es conveniente no aumentar el consumo de lácteos de lo que habitualmente consumía la madre, porque esto está relacionado a alergias en el bebé (por proteínas de la leche de vaca que pasan a la leche materna). El calcio se puede obtener de una gran variedad de fuentes no relacionadas con los lácteos, como las verduras verdes, semillas, frutos secos y pescados como la sardina y el salmón. Por último ningún otro mamífero toma leche para producir leche.
MITO: “Algunos niños son alérgicos a la leche materna”
La leche materna es la sustancia más natural y fisiológica que el niño pueda ingerir. Si el bebé muestra signos de sensibilidad relacionadas con la alimentación, en general se debe a alguna proteína ajena que ha logrado llegar a la leche materna, y no a la leche materna en sí (es frecuente cuando la madre aumenta el consumo de lácteos) Esto se remedia eliminando el posible alimento ofensivo de la dieta de la madre solo por un tiempo.
MITO: “Dar el pecho acostada aumenta el riesgo de infecciones de oídos”
Dado que la leche materna es un fluido vivo, lleno de células del sistema inmunológico, anticuerpos e inmunoglobulinas, el bebé lactante tiene menos probabilidad de desarrollar infecciones de oído independientemente de la postura que se utilice.



MITO:Dar pecho a demanda, genera niños dependientes y trastornos de pareja”
El pecho a demanda es una necesidad de los bebés, cuando la madre responde a las necesidades de los niños ayuda al desarrollo de una personalidad segura en su hijo, que cuando sea más grande se traducirá en un individuo independiente. Sin embargo el bebé debe tener una relación de dependencia con su madre, porque la cría humana es inmadura desde el punto de vista fisiológico y psicológico. Pretender independencia cuando son bebés (que una etapa caracterizada por la dependencia) no está bien. El pecho a demanda es lo que naturalmente ofrece la naturaleza para que la madre responda sensiblemente a las necesidades de los bebés, esto genera una sincronicidad entre la madre y el hijo y fortalece el vínculo.
Los padres maduros se dan cuenta de que las necesidades del bebé son muy intensas, pero van disminuyendo con el tiempo. De hecho, el trabajo en equipo que se realiza al cuidar de un recién nacido puede unir a la pareja conforme aprenden a ser padres juntos.
MITO: “La lactancia materna demasiado frecuente, puede causar obesidad en el niño de adulto
Los estudios científicos demuestran que los niños amamantados auto controlan la ingesta de acuerdo con sus propias necesidades, y es prácticamente nula la incidencia de obesidad. Es la alimentación con fórmulas lácteas, y la introducción precoz de alimentos complementarios la causa de que se vean afectados de obesidad al crecer, no la lactancia natural.
MITO: “El éxito de la lactancia depende del tipo de parto, de la forma de los pezones y del tamaño de lo pechos
El éxito de la lactancia está relacionada con la información que reciba la madre, su confianza en sí misma, colocar frecuente y eficientemente el bebé al pecho. Y no tiene que ver con la forma de los pezones, tamaños de los pechos o tipo de parto. Los pechos pequeños amamantan tan bien como los más grandes. La forma de los pezones en general no afectan la lactancia, sin embargo hay situaciones particulares, tales como pezones umbilicados o extremadamente grandes que tienen dificultades al principio, que pueden tratarse oportunamente por el médico con conocimiento en el tema. Finalmente, el tipo de parto, la medicación que recibió la madre o incluso complicaciones asociadas al posparto, pueden afectar el inicio de la lactancia, pero se puede revertir la situación.

MITO: “Si llora es por hambre, y porque la leche de la madre no le alcanza”
Lamentablemente es muy frecuente asociar el llanto solo al hambre, esto es un error que conduce a la madre a suplementar con biberón a su bebé, convencida de que su leche no le alcanza. La realidad es que la única forma que tiene un bebé de comunicarse es con el llanto, y no solo indica que tiene hambre, con el llanto también pide contacto, consuelo, transmite miedos, insatisfacción, dolor, etc. Los padres aprenderán a satisfacer sus necesidades y a interpretar el llanto de su bebé, que no solo llora por hambre. La lactancia materna frecuentemente los calma, no solo porque le brinda alimento, sino porque además le da al niño el contacto amoroso de su madre, con su olor, su calor, sus latidos, su voz, su mirada. Amamantar, entonces es mucho más que brindar el alimento ideal, y el bebé lo puede pedir con mayor frecuencia que la sola necesidad de alimentarse. Entonces, si el bebé llora, la madre intuitivamente ofrecerá el pecho, porque su hijo se calma, y no significa de ningún modo baja producción. Por último si el bebé llora de hambre, lo que está pidiendo es pecho de nuevo y no un biberón.

La leche materna es un alimento natural, limpio, barato, vivo, llena de defensas, hormonas y enzimas que son irrepetibles por ninguna fórmula industrial.

NUTRICIÓN EMOCIONAL

Si hemos atravesado nuestra infancia poco amparados o poco protegidos, haciendo grandes esfuerzos para sobre adaptarnos, es posible que en la actualidad entremos en competencia con los niños desde el hambre emocional. Grandes y pequeños nos pelearemos por un trozo de mirada, quejándonos de que nuestros hijos “están terribles”, son muy “demandantes”, estamos hartos de que “se enfermen”, o que “no respeten a los mayores”.  Nos parece inaceptable que abandonen la escuela o que se droguen o que no coman o que se escapen o que tengan sexo sin protegerse.
Cuando un niño no es suficientemente nutrido emocionalmente durante la infancia, va a seguir necesitando eso que pidió, aunque modificará el modo en que formulará el pedido. La edad no calma la sed. La edad sólo disfraza las necesidades primarias  en otras más presentables en sociedad.  El niño necesitado se convertirá en un joven desesperado, ávido, feroz. 
Por eso, no importa con cuánta comida se atosigue, cuánta droga lo calme, cuánta agresión drene o cuántas pastillas lo duerman…no va a obtener cuidados maternos.  Esto es consecuencia de una gran equivocación. Porque toda droga va a requerir más dosis. Toda relación dependiente lo va a llevar a relaciones aún más destructivas.
Toda dieta lo va a arrojar a un circuito de  restricciones. Todo acceso al alcohol lo va a dejar más prisionero de sus borracheras. Y toda distancia emocional lo va a colocar cada vez más lejos en su propio desierto.
Es verdad que tenemos la intención de amar y educar a nuestros hijos. Resulta que el amor puede estar presente como idea personal y colectiva. Pero amar concretamente a los hijos todos los días y todas las noches requiere comprender de dónde venimos…para entender las contradicciones profundas que sentimos cuando nuestros hijos pequeños nos demandan atención, presencia, conexión y amparo.
Si nos sentimos desbordados o exigidos, es urgente emprender un camino de conocimiento personal, haciéndonos cargo de las improntas básicas que tenemos grabadas bajo la falta de cuidado o de palabras. Esas necesidades infantiles no nos fueron satisfechas en el pasado.  Ahora nos corresponde  reconocer qué es lo que nos ha acontecido, para decidir qué haremos hoy, es decir, cómo alimentaremos a nuestro niño herido y hambriento, para no trasladar esa hambre sobre nuestros hijos.

¿QUÉ ES LA “FUSIÓN EMOCIONAL”?

La fusión emocional es el  fenómeno por el cual madre y bebé comparten el mismo territorio emocional. Es decir que la  madre vive como propias las experiencias del bebé y el bebé vive como propias todas las experiencias pasadas, presentes y futuras de la madre.
En los terrenos emocionales no hay fronteras de espacio ni de tiempo y eso que a muchas madres de bebés recientes les resulta enloquecedor es simplemente porque tratamos de pasar a una lógica racional, y no buscamos comprender desde una lógica más sutil. Sería más fácil si nos ponemos la mano en el corazón en lugar de pretender explicaciones lógicas.
No hay fronteras entre el campo emocional de la madre y el campo emocional del niño. Son como dos gotas de agua dentro del océano, no es posible identificarlas separadamente. Comprender la presencia de la fusión emocional solo es posible si observamos más allá de lo terrenal, palpable y físicamente visible.
Dentro de la fusión emocional, todo lo que uno u otro percibe, ambos lo viven como propio, es por esto que se debe comprender que cuando el niño ha sido amamantado, tenido en brazos, acunado e higienizado y sin embargo continúa molesto, es hora de preguntarnos ¿Qué nos pasa? En lugar de ¿Qué le pasa? La fusión emocional se convierte así en un camino de autodescubrimiento, porque nos permite formularnos preguntas íntimas, verdaderas, llenas de sentido, en una dimensión espiritual tal vez nunca alcanzada con anterioridad
La fusión emocional es curativa, ya que el bebé llega al mundo físico trayendo noticias del mundo sutil, pero paradójicamente las puede transmitir solo en la medida en que sus necesidades inmediatas del mundo físico se cumplan con precisión
El bebé es incapaz de sobrevivir en nuestro mundo, sin ser asistido integralmente respecto a toda necesidad física y emocional.  Así que ese cuerpito, que ni siquiera puede sostener su cabeza, pero que como herramienta de supervivencia cuenta con una enorme potencia para succionar el pecho materno hace exactamente eso: succiona. Luego se va acostumbrando a los apabullantes ruidos y molestias de su enorme aparato digestivo que colma la mayoría de sus sensaciones físicas
El bienestar o el malestar hacen toda la diferencia en este tiempo mágico de todo ser humano.  De hecho algunos autores se atreven a afirmar que éste es el momento en que se divide la humanidad: entre quienes han recibido resguardo, contención y contacto corporal y quienes no.
Los mamíferos bebés cuando necesitan leche, la necesitan ya. La necesidad es inmensa, urgente, lo envuelven todo.  Cuando necesitan brazos, en el apuro por obtenerlo se les va la vida. Y cada pequeña necesidad es vivida como un tema de vida o muerte. Realmente es así, no hay lugar para la espera ni la indecisión
Por otra parte, para el bebé no hay mundo externo, no hay otro. Solo existe su propio deseo –que es la clave de su supervivencia- y la madre (que es vivida como su sí mismo) que provee y calma sus necesidades, permanentemente. Podríamos decir que esto se acerca bastante a la definición de bebé humano.
Cuando el bebé no obtiene lo que necesita, se desespera. Y a medida que va creciendo, va conformando una identidad en la que siempre sigue necesitando. El niño en lugar de ir apaciguando su voracidad, la va aumentando. Si no logra obtener leche materna, ni brazos, tratará de satisfacer sus necesidades a través de sustitutos. No importa que sustancias o alimento incorpore lo que importa es introducir algo, lo que sea, que lo calme.
Poco a poco, el acto de incorporar en si mismo se convierte en primordial. Y dirigimos todo nuestro interés en devorar lo que sea, lo más rápido posible, antes de que se acabe y sintamos la falta. Así es como el niño pide lo que sea, porque la falta está siempre presente porque no se atendió cuando era preciso. Usualmente pide lo que sabe que los adultos están dispuestos a procurar: juguetes, comida, jugos o golosinas. Pero nos desorientamos, porque aunque obtiene lo que pide, no se satisface, esto sucede porque a pesar de todo lo que incorpora, no logra satisfacer su necesidad original ya largamente olvidada
Las que ahora si son ya falsas necesidades irán en aumento. En nuestra sociedad de consumo se tornan muy difíciles de identificar, porque estamos en un sistema en el que creemos que necesitamos innumerables objetos de confort. Por lo tanto, cuando el niño pide y obtiene televisión o jueguitos electrónicos durante horas, no detectamos que algo funciona mal, ni siquiera cuando el niño siente que no puede vivir sin los objetos que desea, nos cegamos ante la realidad
Que sencillo seria cambiar los juegos de video por un paseo a solas padres e hijos. Si un niño, no completo la separación emocional aún hay tiempo de maternar, es decir, de fusionar.
Todo bebé siente que muere sin una presencia maternal. Si no hemos tenido más remedio que elegir desde pequeños la adicción como mecanismo de supervivencia, cuando somos adultos perpetuamos este modo de vincularnos a los objetos o a otras personas, sintiendo que sin la incorporación o el usufructo de la sustancia o la situación elegida, nos morimos y cuando la incorporación de lo que sea es desesperante, estamos hablando de adicción. Hay adicciones más fáciles de reconocer, como la adicción al cigarrillo o al alcohol. Otras menos detectables como la adicción a la comida, al azúcar o a los psicofármacos y otras aún más invisibles como la adicción al reconocimiento social, al trabajo, al éxito o al confort
Sin embargo la adicción no se combate porque no es posible luchar contra una necesidad primaria. El problema de la adicción es que permanecemos prisioneros de una necesidad infantil. Es imprescindible comprender que incorporemos lo que incorporemos, ya no obtendremos mamá. Esa es historia antigua que merece una profunda comprensión y un delicado trabajo de sanación.
Si el bebé encuentra refugio y el cuerpo de su madre permanentemente disponible, el paso del tiempo no será una desventaja, como no lo era en la época intrauterina ya que simplemente se siente bien.  El bebé puede vivir en el eterno ahora, pegado al cuerpo de su madre, en un estado de beatitud.
Al abandonar la más completa hospitalidad que ofrece el útero materno, necesita llegar a un sólo lugar: los brazos de su madre. Durante millones de años los bebés recién nacidos han mantenido un estrechísimo contacto corporal con sus madres. Y aunque en los últimos siglos los bebés estén siendo privados de esta invalorable experiencia, cada nuevo bebé que nace espera encontrarse en ese mismo lugar.
El niño amparado y fusionado sabe que obtendrá lo que necesita. Esa es su experiencia cotidiana, que se repite a cada instante y que  conforma una rutina sin violencia ni sobresaltos. La seguridad interior se establece y posiblemente ya no se mueva nunca más de las entrañas de ese ser. Sentirse seguro, amado, tomado en cuenta, estable y con total confianza en sí mismo y en los demás, es obviamente el tesoro más preciado para el despliegue de su vida futura.
Si un niño por ejemplo de tres años  pide que su mamá lo alce en brazos, es porque lo necesita. Si ya no es adecuado para su edad, no importa, aparentemente lo sigue necesitando, tal vez no lo obtuvo suficientemente cuando era aun más pequeño.  Los niños son capaces de reclamar lo que precisan.  Generalmente  requieren presencia, caricias, cercanía con el cuerpo de sus padres, mirada, atención y dedicación. Eso es todo y es muy simple darlo.
Un niño no pide lo que no necesita. A medida que pasan los años, esas necesidades no satisfechas siguen operando con la misma intensidad que en sus comienzos. Pero los adultos estamos cada vez menos dispuestos a comprender los mensajes, sobre todo repitiendo la frase ya eres grande para eso y de esa manera desestimamos la necesidad de nuestros hijos.
Los bebes mientras permanecen en el útero materno, oyen los latidos del corazón de su madre, su voz, las voces de otras personas y ruidos del entorno.
En buenas condiciones, el bebe puede soportar e integrar estas nuevas sensaciones  con serenidad y placer.
El niño amparado y fusionado sabe que obtendrá lo que necesita.
La seguridad interior se establece y posiblemente ya no se mueva nunca más de las entrañas de ese ser. Sentirse seguro, amado, teniendo en cuenta, estable y con total confianza en sí mismos y en os demás.
A lo largo de toda la infancia, es decir hasta los catorce  o quince años, los niños son capaces de reclamar lo que precisan. Generalmente requieren presencia, caricias, cercanía  con el cuerpo de sus padres, mirada, atención, y  dedicación. Eso es todo.
De la primera infancia, mas todas las técnicas de respiración y meditación, las técnicas corporales de todo tipo. Utilizando  cualquiera de ellas, necesitamos regresar, porque regresar es entrar una vez más en fusión emocional.la fusión emocional cura.la fusión emocional sana.
Podemos facilitar la conexión con el bebé de las siguientes maneras:
*      Olvidarnos de los relojes.

*      Usar portabebés o algún sistema cómodo que nos permita tener al bebé en brazos sin tanto esfuerzo físico.
*       Delegar todas las tareas posibles, respecto al cuidado de niños mayores o a las tareas domésticas.

*      Pensar que estamos de vacaciones y que solo daremos prioridad al placer.

*      Dormir con  el bebé.

*      Pasar  momentos a solas  con el bebé, sin otros niños y fuera de la observación de otros adultos.

*      Pensar  que cada instante que el bebé no está sobre el cuerpo de su madre, tiene la vivencia de “no mamá”.

*      Hablar con el bebé utilizando palabras simples, contándole todo lo que nos sucede, aunque sea algo doloroso o difícil.

*      Si trabajamos, al llegar a casa, sacarnos la ropa que hemos usado y vestirnos con ropa cómoda o incluso desnudarnos y meternos en la cama con el bebe.

*      Si trabajamos, permitir que el bebé “recupere” el tiempo perdido.

*      No compartir con los demás el modo en que nos vinculamos al bebé. Esas decisiones forman parte de nuestra intimidad.

LO QUE LA CRIANZA NATURAL NO ES

Crianza Natural no es un nuevo estilo de educación. Crianza Natural es una de las maneras más antiguas de cuidar a los niños. De hecho, es la manera que los padres han educado a sus hijos durante siglos, hasta que los expertos en el tema llegaron e instaron a los padres a seguir lo que decían los libros en lugar de consultar a sus hijos. Es la manera innata que otras culturas, con mayor experiencia en la educación infantil que la nuestra, siguen todavía.
Crianza Natural no es malcriar a los hijos. Muchas veces se dice que responder (instintivamente) las necesidades del bebé puede malcriarlo y que puede manipular muy fácilmente la situación. Por supuesto. Los niños son muy listos y saben lo que quieren: a su papá y a su mamá. Por eso, crianza natural es responder apropiadamente a las necesidades de la criatura. A veces, eso quiere decir que se les dará todo lo que ellos quieran (una caricia, tenerlos en brazos, etc), y a veces no (una golosina, mirar la televisión, etc), pero solamente porque coincide con lo que ellos necesitan. Es más fácil darles lo que quieren que lo que necesitan. Y muchas veces se confunde.
Crianza natural es una cuestión de equilibrio: no ser indulgente o permisivo, pero ser atento y cuidadoso. A medida que los padres y los hijos crecen juntos, el equilibrio entre los dos se perfecciona. De hecho, ser posesivo con una criatura no es justo ya que crea una dependencia inapropiada hacia los padres y evita que se desarrolle su independencia natural. Por ejemplo, no es necesario responder tan rápido a los llantos de un bebé de siete meses como a uno de siete días.
Día a día, los padres aprenden a interpretar los lamentos y lloros de sus bebés, por lo que las respuestas son más acordes a las necesidades y pierden un poco la urgencia de lo desconocido de los primeros días. Dado que la conexión entre los padres y el bebé es tan estrecha, el bebé puede leer sus movimientos e interpretar que no hay nervios, así que de una forma natural, se le dá el mensaje que no hay ningún problema y que el bebé está seguro y tranquilo.
De esta manera, siendo un interlocutor entre el mundo y el bebé, y debido a la intimidad de la relación con la criatura, es mucho más fácil ayudar al bebé a conseguir su independencia paso a paso a su propio ritmo.
Crianza natural no es ser padres permisivos. Crianza natural es como ser un atento jardinero: no puedes controlar el color de la flor o la época del año en la que florece, pero puedes arrancar las malas hierbas y podarla para que la planta florezca mejor.
La crianza natural permite que los padres puedan moldear a sus hijos dentro del patrón original de su personalidad.
Crianza natural no hace de las madres unas mártires. No hay que pensar que CN quiere decir que la criatura tira de la cuerda de la mamá y ella viene corriendo como un perrito. Debido a la sensibilidad mutua que se desarrolla entre los padres y las crías, los padres aprenden a responder a las necesidades de sus hijos y a saber cuándo responder inmediatamente y cuando pueden esperar, y cuanto. Por supuesto que se da muchísimo en los primeros meses, pero también se recibe mucho de vuelta. La crianza natural es la mejor inversión posible – la mejor inversión a largo plazo en los hijos y en vosotros mismos.
Las madres necesitan descansos de los hijos. Por eso es importante que la crianza se comparta con el padre y otros cuidadores de confianza. Con crianza natural, en lugar de sentirse atadas, sienten apego a sus hijos. Las madres que siguen sus instintos con crianza natural describen sus sentimientos como “Tengo una relación muy estrecha con mi bebé”, “Me siento bien cuando estoy con ella, no si estoy lejos”, “Me siento completa”
Crianza natural no es duro. Puede sonar como dar muchísimo. Inicialmente es así. Es un hecho para todos los padres. Los bebés solamente toman, y los padres dan. Pero una de las ventajas de la crianza natural es que cuanto más se dé, más el bebé da de vuelta. De esta manera se disfruta más y más como el bebé va creciendo y se siente más competente como padre. Recuerda, los bebés no son un elemento pasivo en el juego de la crianza. La criatura toma una parte muy activa modelando tus actitudes, ayudándote a tomar las decisiones más sensatas a medida que aprendes a leer lo que el bebé necesita.
Crianza natural puede parecer difícil, pero al final es lo más fácil. Lo que es duro sobre la crianza es la duda de “no tengo ni idea de lo que el pequeño quiere” o “no sé qué hacer ahora”. Si hay confianza en la relación que hay entre madre y bebé, la educación es más fácil y más relajada. Cuando te sientes conectada con tu pequeño hay mayor seguridad y confort. La crianza natural es la mejor manera que conocemos para fomentar esta relación. Por supuesto que se necesita una gran cantidad de paciencia, pero vale la pena. La crianza natural desde bien chiquitos hace que cuando los hijos crezcan, en la infancia y la adolescencia, la relación sea mejor porque ha estado basada siempre en la mutua confianza y respeto. La habilidad de leer y responder a tu bebé evoluciona en la facilidad de ver las cosas desde el punto de vista de tu hijo. 
Cuando conoces a tu hijo de verdad, la crianza es mucho más fácil en todas las edades.
Crianza natural no es rígida. Al contrario, tiene muchas opciones y es muy flexible. Las madres hablan de un flujo entre ellas y sus hijos. Un flujo de pensamientos y sentimientos que ayudan a la madre a elegir la mejor opción para cada ocasión cuando se encuentran con la cuestión habitual “¿y ahora qué hago?” La pareja madre-bebé es un reflejo de la interrelación basada en la conectividad. El bebé se vé a sí mismo según cómo la madre lo valora. Este hecho es más notable cuando la madre debe situarse en el lugar de su hija para sentir lo mismo que ella y reaccionar en casos que necesiten cierta disciplina. Si su pequeño rompe por accidente la lámpara del comedor, la situación será mucho más difícil si la madre reprende duramente al pequeño, que si ella se pusiera en lugar del niño y entiende su postura. Muchos niños ya se arrepienten de sus actos, y muchas veces no son conscientes de los desencadenantes, que les superan. Si las madres todavía lo magnifican, pueden romper los frágiles sentimientos ya malheridos. Si la madre se pone en el lugar de su hijo, puede preguntarse “¿ si fuera él, cómo me gustaría que yo respondiera?”
Crianza natural no es echar a perder a su hijo. Nuevos padres preguntan      “Si tomamos mucho al niño en brazos, respondemos a sus lloros, amamantamos a demanda e incluso dormimos con él, ¿no crearemos un niño dependiente y manipulativo?  La respuesta es un no rotundo. De hecho, ambos, experiencia e investigación han demostrado lo contrario. La crianza natural fomenta la independencia. La crianza natural implica responder apropiadamente a tu bebé. Echar a perder indica una respuesta inapropiada. La teoría de echar a perder o malcriar al bebé empezó a principios del siglo XX cuando los padres empezaron a confiar más en los “expertos” que en su propia intuición. Por desgracia, estos expertos aconsejaban dejar llorar “para ensanchar pulmones”, o no acunar al bebé en brazos, así como la introducción de leche artificial en lugar de la materna. Ellos creían que si se tomaba mucho al bebé en brazos, amamantaba a demanda y se respondía a los lloros, se criaba un bebé demasiado dependiente y débil. No había ninguna base científica a esta teoría, solamente miedos infundados. Querríamos descartar esta teoría, para siempre.
Investigaciones han probado finalmente lo que las madres suponían: no puedes echar a perder a un niño con crianza natural. Echar a perder malograr algo por no manejarlo bien o pervertir a alguien. El estilo de educación de crianza natural no implica sobreprotección o ser demasiado indulgente.
Los padres posesivos son aquellos que no permiten que una niña haga lo que necesita hacer debido a sus propias inseguridades. Esto tiene un efecto perjudicial en la niña y sus padres. La crianza natural enriquece el desarrollo, en cuanto la dependencia prolongada lo frena.

Un poco de historia

La noción de maternidad muestra una evolución histórica, particularmente en relación con la imagen de mujer y las nociones de crianza. Las transformaciones que ha experimentado este concepto, lo sitúan como una construcción social que ha tenido impacto en la definición de la identidad de la mujer y su posición en la sociedad. Los cambios que caracterizan la época postmoderna plantean nuevas demandas a la organización social. Esto ofrece nuevas direcciones a la concepción de maternidad que se construye en el diálogo colectivo y a la definición de la mujer tanto frente a sí misma como frente a la cultura.
El concepto de maternidad a lo largo de la historia, aparece como un conjunto de creencias y significados en permanente evolución, influidos por factores culturales y sociales, que han ido apoyándose en ideas en torno a la mujer, a la procreación y a la crianza, como vertientes que se encuentran y entrecruzan en la interpretación. Siendo la maternidad un concepto que se intercambia en el espacio social, su interpretación y repercusión en la experiencia individual es muy significativa, siendo por largo tiempo tal vez la investidura más poderosa para la autodefinición y autoevaluación de cada mujer, aún de aquellas que no son madres.
Desde hace aproximadamente 35.000 años hay registro de la cultura humana. Se encontraron huellas de nuestros antepasados, tablillas tamaño de un puño, vasijas dibujadas, grabados, etc.
Estos registros arqueológicos nos cuentas que fueron las madres con sus crías las primeras en irse agrupando para protegerse mejor y poder satisfacer las necesidades suyas y las de sus crianzas. Esta fue la forma natural de vivir humana. Lo que nos permitió ir evolucionando como especie fue el sentido de comunidad de ayuda mutua.
Las matronas eran las personas que se encargaban del cuidado de la salud de las mujeres durante el embarazo de la asistencia al parto y seguimiento del postparto.
La cría era cargada por sus madres y por cualquiera de la comunidad, eran amadas y nacían y vivían en bien estar.
Este vínculo se ha establecido sin problemas durante toda la historia de la humanidad ya que el parto y nacimiento se veía como algo normal y natural.
Los hombres eran parte de la comunidad, no como padres, porque ese rol se inventó 30.000 años después, sino como humano que con-vivían con la tierra y sus seres. Cuidaban, amaban, sin sentido de pertenencia, ni autoridad, libres.
A lo largo de la historia, la maternidad y género ha estado vinculada con la fecundación y fertilidad, asociado a la madre tierra, y también se vincula con la protección, conservación, el afecto, el sacrificio, la incondicionalidad. La mujer gozaba de un rol fundamental en la sociedad, debido a la función indispensable de la procreación. La maternidad ha sido idealizada, asociada con lo divino y lo sagrado, por eso, las diosas femeninas dominaron la mitología por más tiempo que los dioses masculinos, y su principal fuente de poder era su capacidad de procrear.
Fueron aproximadamente 30.000 años de esta forma de vida. Desde hace unos 5.000 años estas comunidades matriarcales (la madre es el centro) fueron mutando gracias al inicio del patriarcado que dura hasta nuestros días, que entre otras cosas trajo consigo las religiones, que mal-trataron a la mujer, dando leyes para el uso de los cuerpos y transformándolas en moral, reprimiendo y censurando lo natural. Apoyando la devastación de la naturaleza, la acumulación, el maltrato animal, el poder, el autoritarismo, las diferencias de trato por sexo, la educación rígida en la niñez, incentivando guerras, celos, divisiones, fronteras, etc. Además el patriarcado trajo consigo otras ciencias que lo avalaron con teorías filosóficas,  biológicas, psicológicas, etc.  
Con el advenimiento del patriarcado, las diosas fueron desplazadas por los dioses masculinos y atacadas en su propia fuente de poder, la procreación.
En las sociedades patriarcales, los géneros tienen características y roles claramente estereotipados, es tarea de los hombres, fecundar, proveer el sustento de la familia, ejercer la autoridad, defender a la familia de terceros. Las mujeres tienen asignado el cuidado del hogar, la maternidad, velar por la salud de todos los integrantes de la familia, brindar afecto. Al hombre le corresponde pues, un rol volcado hacia el exterior, y a la mujer, uno que va hacia el interior.
En las sociedades modernas, con el debilitamiento (aunque no desaparición) del patriarcado, las mujeres han ingresado en el mercado del trabajo asalariado, provocando un corrimiento en los roles paternos.
En el momento en que el parto empezó a verse más bien como un acto médico y las mujeres empezaron a acudir a los hospitales a dar a luz, empezaron a surgir dificultades en el establecimiento del vínculo madre-hijo. En los hospitales de principios del siglo XX los bebés eran separados sistemáticamente de sus madres y devueltos como mínimo 12 horas después del parto.
Está comprobado que las dos horas siguientes tras el nacimiento, se produce en el bebé un incremento considerable de una hormona que espabila al recién nacido y lo estimula para que se agarre al pecho y establezca con su madre el tan preciado vínculo. El contacto piel con piel y la proximidad física crean los lazos de unión determinantes para la fusion madre-hijo. Por ello estas primeras dos horas de vida son cruciales y nunca debería separarse a madre e hijo tras el parto (salvo indicación médica justificada).
Se da en la actualidad una vuelta a la crianza natural o crianza con apego.
Muchos de los conceptos que promueve la crianza con apego pueden parecer raras, obsoletas o exóticas, por eso se va a tratar de explicar para que se comprenda bien algo fundamental: lo verdaderamente importante es el bienestar del bebé. Hay situaciones que la crianza con apego considera básicas pero como ya sabemos, cada familia es un mundo y cada bebé una personita individual con sus gustos, apegos, emociones, etc.

La crianza con apego tiene algunos elementos que han sido estudiados por etnopediatras, pediatras, psiquiatras antropólogos y otros profesionales y tomados como acertados en la crianza de los niños y hasta necesarios.

La crianza respetuosa no es el cumplimiento a rajatabla de estos conceptos. El punto es que cada familia adapta a su hogar todo aquello que simplifique y armonice su estilo de vida, dándole siempre prioridad al bienestar del bebé y al instinto materno y paterno. El pensamiento principal detrás de estos tópicos es siempre el respeto y el amor al niño en cada una de sus etapas; por eso se habla de empatía: ponernos en lugar de esa pequeña personita y proporcionarle un crecimiento armonioso. 
 
Pero para dar ese paso es necesario que nos despojemos un poco y paulatinamente de todas las imposiciones culturales con las cuales convivimos a diario en occidente.


sábado, 12 de noviembre de 2011

El poder del discurso materno



EL NUEVO LIBRO DE LAURA GUTMAN... he aqui su propia presentacion!!!!


Es importante que mis lectores sepan que este libro no se trata de la crianza de los niños. Se trata de cada uno de nosotros, de nuestras infancias y sobre todo, de todo aquello que no recordamos respecto a nuestras infancias, pero que mueven los hilos de la totalidad de nuestra vida. Este es un libro para comprendernos más.

El trabajo retrospectivo que cada individuo –alentado a partir de cualquier dificultad vital- tiene la oportunidad de emprender, merece un largo y penoso recorrido. Es tan arduo y tan diferente en cada caso, que yo misma estoy dando vueltas hace años para encontrar una forma ordenada y sencilla para explicarlo. La diversidad de experiencias, procesos personales, aperturas, preguntas y confrontaciones con el propio material sombrío es muchísimo más rica que la linealidad de una teoría que pretenda recoger dichas vivencias.

En todos mis libros he escrito sobre la necesidad de revisar la propia historia, en alguno he desarrollado un poco más la metodología de la construcción de la biografía humana...pero sin embargo, nuestra sombra es más fuerte. Nuestra necesidad de ser amados, tenidos en cuenta, acunados, abrazados...es más fuerte. Por eso preferimos en todos los casos, una palabra de aliento...que va a ser más calentita que la fría propuesta de revisar el desierto emocional que nos constituye.

En definitiva, ésta es una advertencia. Este libro pretende ser un acercamiento a nuestra árida realidad emocional. No trae recetas para criar bebes sanos y felices. Y si a alguno le parece que soy muy dura, sólo tengo para decir que dura es la vida de la gente. Dura es la vida de los bebes. Dura es la vida de los niños. Áridas son las realidades emocionales y los vacíos afectivos de la gente. A mí me ha tocado simplemente acercar esas voces.


Temario

Algunas explicaciones pertinentes
Alguien nombra lo que pasa
La conciencia recuerda lo que es nombrado. La constitución del personaje. Ser amado a partir del personaje. A mayor desamparo emocional, mayor refugio en el personaje que da identidad.
El discurso materno
Detectar el discurso materno. ¿Por qué es importante descubrir por boca de quien habla cada individuo? Cómo lograr no imponer un discurso engañado sobre nuestros hijos.
El discurso del “yo engañado”
Cuando nuestro propio discurso se apropia de la voz oficial. Reforzar el personaje que nos ha dado amparo. La fascinación que producen los personajes.
Historias comunes
Defendiendo el discurso materno. Miranda: La invisibilidad como refugio. Ricardo: Un pollito mojado y furioso.
Los estragos de la represión sexual
Patriarcado y represión sexual. Daniela: moral, mentiras y sexo.
Fuera del surco
La represión de las pulsiones básicas. Todo lo que pensamos dentro del surco. Amparo: La distancia entre lo correcto y la verdad interior.
El abuso sexual como sistema vincular
Reflexiones generales sobre el abuso sexual. Belén, en busca de su femenino interno.
Las palabras que sanan
Lo que el discurso materno no dice. Las biografías humanas realizadas a través de internet. Joan y su falta de palabras. La función de las palabras que describen realidades internas. Guadalupe y su hija adolescente.
La búsqueda del sí mismo
Cada biografía humana es un universo en sí mismo. La búsqueda del sí mismo.